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Daniel Espíndola, Coordinador de Agrocampus, www.agrocampus.org

La extensión rural ha sufrido una serie de cambios muy notorios en los últimos 50 años, de cierto auge en etapas como la de la “revolución verde”, a etapas de cierto abandono , a otras etapas de estar en manos de las grandes empresas vinculadas a los agroalimentos.

Actualmente hay un “renacer” de la extensión en Latinoamérica, una nueva sensibilidad y preocupación por la agricultura familiar, los nuevos y cambiantes desafíos tecnológicos en las actuales producciones de alimentos, así como nuevas actividades productivas y económicas en los territorios rurales.

Todo esto en el marco del vertiginoso desarrollo de la Sociedad de la Información y Comunicación, de la sociedad digital, del mundo globalizado.  Las TIC cada día están más presentes en todas las áreas de la economía, de la cultura, de la política, de la sociedad, de la producción.

Esta realidad la estamos aprovechando en su real potencialidad?

La repuesta debe variar caso a caso que se analice, pero en general podemos asegurar que es muy desigual su uso, sus aplicaciones, sus resultados.

En los territorios rurales hay una situación de brecha digital amplia al mismo tiempo que es observable que se va reduciendo día a día y eso crea mejores condiciones para la utilización de TIC en la extensión rural..

Para la extensión se observan varios factores críticos que se deben enfrentar, entre ellos quiero remarcar:

  • Falta de una cultura digital en las instituciones y entre los extensionistas, que colabore en una correcta priorización de las TIC como herramientas de apoyo para la información, para la comunicación, para la gestión, etc.
  • Escasas competencias informáticas en los planteles profesionales y técnicos. Así como cierta resistencia al uso de las TIC.
  • Diseño de herramientas, espacios, servicios muy pensados desde “la oferta de la información” y menos “desde los productores y ciudadanos rurales”.
  • Poca inversión e alfabetización y empoderamiento digital de las poblaciones rurales.
  • Utilización mayoritariamente de herramientas y software no generados específicamente para los fines concreto de extensión rural.

Por supuesto existen muchos otros factores críticos y posiblemente si priorizamos algunos de esos otros pueden ser más relevantes que los que aquí señalo.

Me importa remarcar – en este corto artículo- aspectos que hacen a las decisiones estratégicas y de gestión que tomamos en nuestras instituciones y fundamentalmente remarcar que debemos “diseñar desde los productores y desde los ciudadanos rurales” los programas, los servicios, etc.

Cuando lo hacemos desde esa perspectiva tenemos más chance de utilizar más adecuadamente las herramientas, los lenguajes, los tiempos, etc de nuestros programas vinculados a la e-extensión rural. 

Daniel Espíndola: Uruguayo de 59 años, Coordinador de Agrocampus (www.agrocampus.org), especializado en e-learning rural y gestión de contenidos con TIC, así como en juventud rural.