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Datos adjuntos sin título 00060Quiero compartir algunas reflexiones sobre los extensionistas y los jóvenes rurales. Trabajo en el tema hace muchos años, desde diferentes organismos y redes nacionales e internacionales y he observado muchas experiencias de y con jóvenes rurales en diversos países con prácticas de extensión muy pertinentes y de las otras. 
 
En los últimos años se nota un incremento de las acciones, programas y políticas con juventudes rurales, el despoblamiento rural, el envejecimiento de la población, la masculinización de la población rural, la escases de mano de obra en algunos territorios vienen sensibilizando y comprometiendo a otras miradas sobre las nuevas generaciones rurales.
 
En ese marco, aún predominan una mirada extremadamente adultocéntrica y por lo general muy centrada en los aspectos productivos y económicos, que llevan a que estas acciones de y con jóvenes rurales se centren en como proporcionar herramientas a los jóvenes rurales para sus futuras actividades en la producción.

Sería fundamental que los programas en juventud rural, tuvieran un enfoque más integral, que de cuenta de la diversidad de realidades. 

Hablar de jóvenes rurales es hablar de un grupo muy heterogéneo, por eso siempre sugerimos hablar de juventudes rurales y comprender que es un categoría muy plural, de mucha diversidad de realidades.

El desafío para el extensionismo es muy variado, ya que supone abordar una acción con un “grupo de grupos” que presentan situaciones muy disimiles y por ello se deben diseñar planes de extensión que puedan contemplar dicha diversidad o focalizar en algunos grupos específicos.

Lo que he visto es que los equipo de extensión rural, no cuentan con formación específica en adolescencia y en juventud, deben desarrollar acciones con grupos que tienen sus especificidades, sus dinámicas, sus códigos, sus tiempos y salvo casos muy especiales el trabajo lo hacen técnicos y profesionales con formaciones muy diversas pero no específicas para dichos grupos.

Cuando en los equipos hay maestros, docentes, asistentes sociales o educaodres en general, la tarea se encara con otras facilidades.

Agreguemos a esta realidad que por lo general los extensionistas tienen las tareas y roles con jóvenes rurales como actividades –muchas veces- agregadas, sumadas a las que desarrollan con productores adultos y eso proporciona complejidades y dinámicas complejas para lo cual no siempre se cuenta con herramientas , tiempos y metodologías suficientes y adecuadas.

Como en el caso de incorporar el enfoque de género supone formarse en el tema y aplicar metodologías y encares particulares, el trabajo con jóvenes rurales también tiene sus propios desafíos.

Como en el tema de género, en juventudes rurales se cuenta con mucha experiencia sistematizada, con muchos técnicos y profesionales formados y lecciones aprendidas a las que se puede recurrir, hacerlo es uno de los desafíos que tienen los extensionistas que enfrentan este reto de trabajar con juventud rurales.

Daniel Espíndola

Coordinador de Agrocampus, www.agrocampus.org

Foto: Noti MAG, Diciembre 2014