Por: RELASER
La pandemia por el Covid-19 y fenómenos como el cambio climático, junto con otras situaciones sociopolíticas, evidencian que se está generando una crisis alimentaria que afecta directamente en la nutrición de las personas. Por esta razón, es necesario proponer soluciones para garantizar una alimentación de calidad y en cantidad, que brinde los nutrientes suficientes de manera asequible. En este proceso, la extensión y la agricultura sensible a la nutrición cumplen un rol central, por una alimentación saludable, que comience desde la producción primaria.
El pasado 22 de julio de 2022, Cecilia Baginsky integrante del Grupo Transdisciplinario para la Obesidad de Poblaciones (GTOP) de la Universidad de Chile, sostuvo una conversación con Lorena Romero, ingeniera agrónoma e integrante de la secretaría del Grupo de Nutrición de GFRAS, sobre la importancia de la agricultura y la extensión sensibles a la nutrición. Este tema toma más relevancia en el contexto actual, y debe responder a las dinámicas de los territorios, como se concluyó durante el evento.
“La agricultura sensible a la nutrición busca tener alimentos asequibles, nutritivos y culturalmente pertinentes, en la cantidad y calidad adecuadas, y principalmente, de manera sostenible. Con esto, estamos complejizando lo que estamos pidiendo a los sistemas agroalimentarios”, comenzó afirmando Lorena Romero, quien indicó que, por lo tanto, desde esta mirada se busca ir más allá de los modelos tradicionales de producción de alimentos, y en cambio pensar esta producción desde la protección de los recursos naturales, la sostenibilidad y con un fuerte enfoque social.
La situación en Chile demuestra solo algunos de los problemas que enfrenta actualmente la ruralidad: se presenta una pérdida de suelo agrícola bastante importante, que ha sido reemplazado por construcciones de infraestructura, haciéndola irreversible. También hay una degradación del suelo, y se identifica una pérdida de interés de cultivar el campo, que se debe principalmente a la perdida de rentabilidad de cultivos y a los altos flujos migratorios a las zonas urbanas. Estos temas, sumados a otros problemas, como la falta de precipitaciones y a unaalza del precio de los insumos sin precedentes, han propiciado el contexto para que se haga más necesario que nunca el implementar medidas innovadoras para hacer frente a estos desafíos.
“Tenemos que ser conscientes que la forma de hacer agricultura en el pasado no puede ser la misma a cómo se hace en 2020. Es urgente enfocar la mirada en un uso apropiado y eficiente de los recursos naturales. La innovación es urgente, y sabemos que esta existe y que es posible implementarla. Tenemos que mirar esos cambios y dar cuenta con respuestas tecnológicas”, dijo Romero.
Este es precisamente el trabajo que adelanta RELASER en América Latina, siendo conscientes del valor fundamental de la cooperación para avanzar en los territorios rurales, desde una mirada ampliada de lo que significa la producción y de lo que esta implica: una nueva perspectiva de la ruralidad que también incluye el pensar otros temas transversales como el acceso a salud, educación, el contar con infraestructura adecuada, garantizar el bienestar de las y los productores y mejorar su calidad de vida.
Por eso se brinda un acompañamiento que va mucho más allá de la transferencia tecnológica: incluye asistencia técnica, capacitación e intercambio de conocimientos. La extensión sensible a la nutrición requiere, entonces, de un acercamiento interdisciplinario, que no solo se enfoque en la producción de alimentos, sino en su impacto social en las y los productores.
La agricultura sensible a la nutrición se plantea una pregunta, según Romero: “¿Cómo hacemos que sean sistemas alimentarios en vez de sistemas productivos agropecuarios?”. Estos sistemas alimentarios deben tener también entre sus objetivos no solo el hacer frente a retos urgentes como la resiliencia frente al cambio climático, sino que deben buscar también aumentar la biodiversidad y garantizar la inclusión de mujeres y jóvenes.
Al final de esta cadena están los consumidores, pero su rol es igual de central al de las y los productores: “Los consumidores deberían de informarse más, para entender que esta es una respuesta pertinente y necesaria a la situación que estamos viviendo”, concluye Romero. Al rescatar los cultivos ancestrales y regresar a los alimentos del campo como una manera de nutrirse de forma sostenible, no solo se fortalecen los niveles de nutrición de la población, sino que se continúan propiciando espacios para fomentar la Extensión Sensible a la Nutrición.
Revive la conversación completa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=yphxuRec1Vk