Por RELASER
El pasado viernes 4 de abril, la Universidad Técnica Nacional (UTN), sede de Atenas, llevó a cabo el webinar “Buenas Prácticas en Ganadería: Hacia una producción más sostenible”, un espacio formativo en modalidad virtual que reunió a más de 70 participantes de diferentes regiones de Costa Rica. El evento, transmitido por Zoom, fue facilitado por el ingeniero agrónomo Oscar Mario Jiménez Rojas, y se desarrolló en el marco del Proyecto AERAS*.
El seminario propuso una visión holística del sistema productivo, invitando a concebir la finca como un ecosistema vivo, en el que cada elemento —el suelo, las plantas, los animales y los microorganismos— cumple una función esencial. Se abordaron los servicios ecosistémicos de la ganadería bien gestionada, incluyendo el reciclaje de minerales, el ciclo del agua, la regulación del carbono y las dinámicas comunitarias del suelo.
“Los humanos somos clave en la manera en que producimos e interactuamos con los componentes del entorno. La relación entre suelo y planta es de doble vía: la planta se alimenta del suelo y el suelo, de la planta”, explicó Jiménez Rojas.
El expositor destacó que la región tropical, comprendida entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, presenta condiciones particulares debido a la inclinación del eje terrestre y la radiación solar directa. Este entorno demanda estrategias productivas adaptadas a su alta biodiversidad, lluvias intensas y suelos naturalmente ácidos.
“En esta región tropical hay una radiación directa constante. Eso hace que nuestros suelos, en vez de ser pobres, sean dinámicos y exigentes, capaces de sostener una ganadería regenerativa si se entienden sus principios.”
Uno de los bloques de la sesión explicó cómo el suelo es la base de la producción ganadera. Se detalló su composición: minerales, aire, agua y materia orgánica, esta última indispensable para retener nutrientes, mejorar la estructura del suelo y alimentar la vida microbiana. Se introdujo el concepto de las tres “M” de la producción: Minerales, Microorganismos y Materia orgánica, como pilares de un sistema eficiente y sin dependencia de insumos externos.
Se cuestionó el uso de rastras, que compactan el suelo, y de herbicidas, cuyo efecto puede reducir la actividad microbiana a la mitad y tomar años en recuperarse. “La materia orgánica es todo lo que estuvo vivo y murió. Es puente entre el pasado y el futuro del suelo. Y el microorganismo, su digestivo silencioso.”
Uno de los aspectos más innovadores del seminario fue la reivindicación de la ganadería como herramienta para revertir el cambio climático, al funcionar como una bomba de carbono: las vacas fijan carbono al consumir forraje y devolverlo al suelo a través de sus excretas. El crecimiento activo del pasto, sumado a raíces profundas, permite una mayor captura de carbono y una mejora significativa en la salud del suelo.
Además, se explicó que una ganadería bien manejada puede generar ingresos mediante bonos de carbono, vendiéndolos a empresas que buscan compensar sus emisiones.
“No hay recetas” fue una de las frases más destacadas del seminario. Cada finca debe adaptar su rotación de potreros en función del suelo, el clima y el tipo de pastura. Se detalló cómo el crecimiento del pasto ocurre en fases, con una etapa lenta inicial de 8 días y un crecimiento exponencial entre los días 15 y 18. Se recomendó dejar crecer el pasto entre 45 y 60 días, para favorecer la densidad, la retención de carbono y la salud animal.
El consumo de forraje superior al 50%, lejos de ser negativo, puede beneficiar al suelo si se acompaña de tiempos de descanso adecuados, incrementando la regeneración natural.
Se abordó también el bienestar animal desde una perspectiva integral. Jiménez Rojas afirmó que comienza con tener “el animal correcto, en el lugar correcto, comiendo lo que fue hecho para comer”. El entorno debe favorecer el comportamiento natural del animal, su nutrición y su salud, priorizando el manejo sin estrés y el diseño de infraestructura adecuada.
En términos reproductivos, se señaló que una vaca debe parir una cría al año, lo cual depende del estado corporal, suplementación mineral adecuada y bajos niveles de estrés. Se insistió en la importancia de la selección genética funcional, priorizando animales más eficientes y resistentes, en lugar de los más productivos pero costosos de mantener.
El seminario también incluyó un espacio interactivo de preguntas, donde productoras como Andriana Jiménez, desde Carrillo, compartieron problemáticas reales como parasitismo postinundación en cabras. Se recomendó evitar herbicidas, aumentar la diversidad de plantas, y practicar rotaciones intensivas con análisis coprológicos como herramienta diagnóstica. También se respondieron inquietudes sobre manejo de pasto Mombasa, invasión de malezas y planificación de rotaciones en época seca.
“La vegetación es un espejo del suelo. Lo que crece refleja cómo lo manejamos.” Afirmó Jiménez Rojas.
Este seminario demostró que la ganadería sostenible no es una utopía, sino una realidad técnica, económica y ética posible. Con más de 70 asistentes conectados y un enfoque práctico, científico y sensible, el evento reforzó el compromiso de la UTN y del Proyecto AERAS con la extensión agroecológica, la formación continua y el empoderamiento de los y las productoras como agentes de cambio.
El seminario “Buenas Prácticas en Ganadería: Hacia una producción más sostenible”, desarrollado en el marco del Proyecto AERAS, no solo fortaleció capacidades individuales, sino que también aportó al replanteamiento de los modelos productivos ganaderos en zonas tropicales. La actividad evidenció que la extensión rural basada en el conocimiento agroecológico y adaptado al contexto puede acelerar la adopción de prácticas regenerativas, incrementar la eficiencia del uso de recursos naturales y mejorar la resiliencia de los sistemas productivos ante el cambio climático.
En un entorno caracterizado por suelos con alta dinámica biológica, lluvias intensas y diversidad vegetal, la gestión integrada del suelo, el pasto, el agua y el animal permite no solo conservar, sino también regenerar. Así, la ganadería deja de ser vista como una amenaza ambiental y pasa a ser una aliada estratégica en la captura de carbono, la restauración de suelos degradados y la promoción del bienestar animal y humano.
Este enfoque técnico, práctico y contextualizado demuestra que los Servicios de Asesoramiento Rural (SAR), cuando se alinean con principios agroecológicos y herramientas pedagógicas apropiadas, pueden ser el motor de una transición productiva justa, eficiente y climáticamente inteligente.
*El Proyecto AERAS, parte del "Programa Global para Productores de Agroecología a Pequeña Escala y Transformación de Sistemas Alimentarios Sostenibles" (GP-SAEP), es una iniciativa implementada por el Foro Global para Servicios de Asesoramiento Rural (GFRAS) en colaboración con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y las redes subregionales AFAS en África y RELASER en América Latina. Este programa, financiado por la Unión Europea y la Cooperación Belga al Desarrollo, busca abordar las barreras clave para la escalabilidad de la agroecología y facilitar la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles para pequeños productores en África, América Latina y el Caribe.
Esta iniciativa se enfoca en empoderar a los pequeños agricultores mediante la capacitación en prácticas agroecológicas sostenibles y resilientes, con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y nutricional. En América Latina se implementa en Ecuador y Costa Rica, y en África, está presente en Madagascar y Uganda. Busca fortalecer los Servicios de Asesoramiento Rural (SAR) para la transición agroecológica de las y los productores a través de metodologías participativas, promoviendo la cocreación de conocimientos entre agricultores y extensionistas. Esto permite a los pequeños productores innovar, adaptando prácticas agroecológicas aterrizadas a sus contextos ecológicos y culturales, mejorando su resiliencia ante desafíos climáticos, ambientales y socioeconómicos.