Por: RELASER

El pasado 21 de marzo se realizó el webinar ‘Experiencias exitosas de jóvenes de Latinoamérica en temas de agroecología’, una iniciativa liderada por la Red de Jóvenes Profesionales para el Desarrollo Agrícola - YPARD en alianza con la Fundación Apoyar y RELASER, para conocer casos e historias inspiradoras de jóvenes líderes y emprendedores que están haciendo la diferencia en la lucha contra el cambio climático e implementando la agroecología.

La inauguración estuvo a cargo de Valentina Morales, Punto Focal para temas de Juventud Rural en FAO, quien afirmó que: “Ha llegado la hora de adoptar un nuevo modelo agrícola que garantice la producción de alimentos nutritivos en cantidad suficiente ahí donde más se necesitan; que pueda adaptarse al cambio climático y que, en la medida de lo posible, contribuya a mitigarlo; que conserve la diversidad biológica y cultural, y que preste servicios ecosistémicos pertinentes a nivel local y mundial”.

También hizo una breve presentación sobre qué es la agroecología, vista como un enfoque integral que vincula la naturaleza con lo social, incluyendo beneficios para la naturaleza y los seres humanos, favoreciendo el conocimiento local y las innovaciones. Ofrece oportunidades como la seguridad alimentaria y nutricional, la restauración de suelos y preservación de los recursos naturales, y aporta a la lucha contra el cambio climático.

Tras esta introducción se presentó el primer caso de éxito, que estuvo a cargo de Sebastián García de la Fundación Apoyar, quien presentó la iniciativa de Centros de Desarrollo Campesinos (CDC) que se implementa en alianza con YPARD y RELASER para establecer modelos de desarrollo sostenible para promover la gobernanza, la resignificación de la identidad campesina y la consolidación de la paz territorial en el Oriente del departamento de Caldas, en Colombia.

Se basa en tres líneas de acción:

  1. La capacitación sobre conceptos relacionados con agroecología a través de las alianzas con entidades en los territorios, como con las instituciones educativas, y promoviendo el intercambio de experiencias, de semillas y de conocimientos entre las y los productores.
  2. La organización comunitaria y de construcción de paz a través de cualificación de liderazgos campesinos, la formación entre pares, sistemas participativos de garantías, custodios de semillas y la construcción de paz territorial con la implementación de acuerdos.
  3. La producción familiar y comunitaria a través del establecimiento de huertas y cultivos familiares y el diseño de producción escalonada y diversificada.

En este proceso hay un fuerte componente de fortalecer y resignificar la identidad campesina para que las y los jóvenes opten por quedarse en el campo y vivir del mismo.

Esta iniciativa ha beneficiado directamente a 150 personas y de forma indirecta a 580. De estos, 49 son jóvenes de entre 14 y 18 años de edad y 26 son adultos jóvenes de 19 a 28 años de edad.

Posteriormente, Gabriela Flores de YPARD en Perú presentó la iniciativa de Acompañamiento técnico productivo al emprendimiento juvenil a través de una estrategia metodológica de agroecología en Huarochiri, Lima. Estos acompañamientos tienen cuatro etapas: una primera etapa de mapeo donde identifican cuál es el interés de las y los jóvenes por participar, una segunda etapa donde se recopila la información sobre las actividades agrícolas que realiza el o la joven a través de visitas de campo. Después se identifican las tácticas que se van a implementar con las y los jóvenes y en la etapa de experimentación se invita a la o el joven a poner en práctica los aprendizajes en prácticas agroecológicas.

Se desarrollaron distintas estrategias de acompañamiento para responder a las necesidades de todos/as los/as participantes y para adaptarse a la coyuntura del Covid-19, promoviendo ‘buenas prácticas agroecológicas’ donde identificaron a jóvenes referentes que pudieran compartir sus experiencias con otros jóvenes. También lanzaron la campaña ‘Jóvenes por la agroecología’, como un mecanismo de formación a formadores jóvenes que pudieran compartir la información. Por otro lado, se realizó acompañamiento grupal a mayor escala y durante el Covid, acompañamiento virtual con videollamadas para brindar asesoría.

En total se logró implementar 77 prácticas agroecológicas para temas como manejo de suelos, de cultivos y control de plagas y realizar 1.206 acompañamientos.

La tercera práctica, la Escuela Binacional de Agroecología entre Ecuador y Colombia, estuvo a cargo de Catalina Ramos, representante de Ecuador para la Coalición de Juventudes para el Desarrollo Rural. Esta es una metodología basada en la experiencia donde las y los participantes visitan los lugares donde se implementan los conocimientos y aprendizajes que van compartiendo, con el objetivo de formar comunidades que puedan replicar estas experiencias en los territorios.

Tiene seis componentes: introducción a la agroecología; conservación de la vida; economía social y solidaria; organización comunitaria; interculturalidad y desarrollo a escala humana y comunicación popular. Uno de los principales valores agregados de esta experiencia es su enfoque intergeneracional: no está diseñada solo para jóvenes, desde niños hasta productores adultos, se propiciaba el intercambio de experiencias desde varios niveles de conocimiento y vivencias. Para graduarse de la Escuela, las y los participantes debían implementar una experiencia vivencial en su territorio.

El último caso de éxito estuvo a cargo de Naobil Xep, líder joven maya de Guatemala que hace parte de la Organización Juventud Organizada CCDA, quien presentó la iniciativa Café Justicia: alternativa económico-productiva. Café Justicia se rige por varios principios: la agroecología, la implementación de sistemas agroforestales, el reconocimiento del/la caficultor/a como sujeto político, no como objeto productivo, la participación de mujeres y la soberanía alimentaria.

La producción se basa en la organización comunitaria, a través de juntas coordinadoras comunitarias, municipales y departamentales que toman las decisiones. También hay un fuerte acompañamiento técnico, con asistencia y monitoreo de parcelas, además se ha desarrollado una Escuela Campesina del Café, donde se imparten diversos temas como la conservación de agua, conservación de suelo, biofábricas comunitarias, preparación de insumos y selectiva. Café Justicia es autosostenible, y ha implementado las certificaciones orgánicas, un proceso que les llevó a ser elegidos como el primer puesto a nivel nacional en uuna competencia de Café Orgánico en 2023, que más allá del reconocimiento, es una reivindicación del trabajo de las y los pequeños productores.

Para el proceso de comercialización implementan la estrategia ‘Comercio justo Plus’, con la que se generan alianzas estratégicas entre productores y consumidores, participan en mercados alternativos, exportan café directamente y han inaugurado una cafetería móvil para fomentar el consumo de café de calidad. “No podemos hablar sobre agroecología, no podemos hablar sobre seguridad, sobre soberanía alimentaria, si no hablamos de acceso a la tierra, si no hablamos de la recuperación histórica de los territorios”, concluyó Naobil durante su presentación.