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Ministerio de Agricultura y Ganadería Costa Rica

¿SON LOS Y LAS JÓVENES LOS NUEVOS AGENTES DEL CAMBIO TECNOLÓGICO Y DEL DESARROLLO EN LA RURALIDAD?

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stamos ante una paradoja; nunca hubo tantos jóvenes tan capacitados para integrarse con éxito a las actividades agroproductivas o generadoras de ingreso en las zonas rurales, a la vez que nunca hubo tanta exclusión de los jóvenes para integrarse social y económicamente a los sistemas productivos por la falta de acceso a los activos  como ;  la tierra, el capital y la transferencia tecnológica. Esta situación plantea la necesidad de analizar la forma en la que los servicios de extensión podrían contribuir, junto con otros actores institucionales, a potenciar las oportunidades y reducir las limitaciones de los jóvenes rurales como verdaderos protagonistas del agro y el desarrollo rural.

Los jóvenes hoy cuentan con una mayor formación educativa lo cual les da la habilidad para aprender a aprender, condición básica para la gestión del conocimiento, la adopción, la adaptación y la innovación tecnológica. Lamentablemente, debido a las brechas educativas y tecnológicas, esto no es una realidad en todos los contextos rurales en comparación con zonas urbanas. 

Por lo anterior, los jóvenes tienen una mayor predisposición al cambio dada por su capacidad inherente de aprendizaje y por los niveles de educación que poseen, tienen una mayor conciencia ambiental que es la base para adoptar, con convicción, los nuevos modelos de producción agropecuaria sostenible como la agroecología, la agricultura inteligente y la agricultura con adaptación y mitigación al cambio climático. También cuentan con mayor conciencia de la igualdad y la equidad de género que les da la capacidad para interactuar y formar equipos sin distinción de género, dando espacio a los talentos de todas las personas y fortaleciendo el trabajo asociativo en las familias, organizaciones e instancias de gobernanza territorial, potenciando la asociatividad y un nuevo tipo de organizaciones con un liderazgo más horizontal y menos jerarquizado.

No obstante, los jóvenes rurales tienen muchas limitaciones que se ejercen desde la agricultura familiar y la institucionalidad: su trabajo no es reconocido ni en el campo ni en su hogar, son discriminados debido a patrones patriarcales y adultocéntricos que aún subsisten en la ruralidad, además de ser un grupo heterogéneo que es invisibilizado y con actores sociales débiles para demandar políticas públicas diferenciadas. Por otro lado, poseen grandes problemas para organizarse por sí mismos debido a la fragmentación y a la nula o poca importancia que le dan las instituciones del Estado y las ONG, tienen dificultad para acceder a los medios de producción y a la asistencia técnica por la discriminación etaria y tienen baja posibilidad de trabajos calificados por la escasa dinámica económica de la mayoría de los territorios rurales.

Es por lo anterior que la situación de los jóvenes debe analizarse y gestionarse con un doble enfoque: un primer enfoque de equidad social, ya que es un sector marginado al que deben procurarle el cierre de sus brechas sociales y económicas e integrarlos en forma óptima (las principales brechas de los jóvenes pueden resumirse en:  invisibilidad social ante las organizaciones e instituciones del Estado, bajo capital humano y social, poco o nulo acceso a los activos como tierra, trabajo, capital, asistencia técnica, transferencia tecnológica y, por último, carencia de servicio básicos para el desarrollo personal como seguridad, salud y recreación); el segundo enfoque es una visión estratégica, pues se debe invertir en los  jóvenes rurales con la convicción de que serán los nuevos protagonistas del cambio tecnológico y el desarrollo rural (a partir de acciones como la culminación de sus ciclos lectivos de secundaria, acceso a tecnologías de información y comunicación, dominio de la computación y una segunda lengua, capacitación en administración y aspectos técnicos de producción agropecuaria sostenible, agroindustria, valor agregado mercadeo digital y capacidades blandas).

En cuanto a los extensionistas, estos tienen una responsabilidad en la reducción de brechas y potenciación de capacidades de los jóvenes para que se conviertan en esos protagonistas del agro y el desarrollo rural. Por lo tanto tienen diversas tareas en diversos ámbitos: en la agricultura familiar, por ejemplo, deben ser quienes sensibilicen a los padres sobre la importancia de la integración de los jóvenes en los sistemas de producción familiar (monetización, participación en la planificación, ubicación de su mejor talento en una función específica dentro del sistema productivo), velar por el reconocimiento de los jóvenes como sujetos de derecho y promover su participación en diferentes actividades, motivar a los jóvenes y a las familias para potenciar sus habilidades, conocimientos, técnicas y competencias en investigación y proveerlos con manuales y guías de buenas prácticas como los publicados por RELASER.

En el ámbito organizativo y productivo, los extensionistas deben promover la integración de los jóvenes dentro de las organizaciones, realizar diagnósticos participativos, y promover la formación y capacitación. Además, deben sensibilizar a los cuerpos directivos de las organizaciones acerca de las potencialidades de los jóvenes como actores estratégicos en el desarrollo rural y el agro, abogando por su integración en instancias de decisión y por su acceso a los activos para el desarrollo de emprendimientos, identificando puntos críticos en las cadenas de valor de las organizaciones para transformarlos en oportunidades de agronegocios para estos jóvenes. 

Por otro lado es necesario promover redes locales para gestionar agendas y trabajar con jóvenes los conceptos nuevos de la producción e introducción de tecnologías, así como capacitarlos en investigación y validación participativa, computación, inglés, administración entre otros temas para mejorar su capital humano. Por último, en relación con los territorios rurales, es imprescindible que los extensionistas puedan sensibilizar a los consejos territoriales y comités de acción local o territorial acerca del potencial de los jóvenes, fomentando la asociatividad en redes de jóvenes y redes interinstitucionales con el apoyo de las instituciones estatales yprivadas (ONG), generando espacios de participación en las agendas de sus territorios.

Cabe resaltar que el papel y la iniciativa de los extensionistas es vital para que los jóvenes rurales sean protagonistas del cambio, pues sus acciones pueden dar un paso para ir de la indiferencia al interés y a la promoción; de la invisibilización a la atención directa y la defensa de sus derechos; de tareas muy sencillas hasta tareas complejas en favor de su integración socioeconómica efectiva. El trabajo con jóvenes es una carrera maratónica y no de velocidad, pues si bien sus resultados tardan, son consistentes y redituarán en protagonismo con efectos exponenciales en el tiempo. Todo lo que hagan los y las extensionista para bien de los y las jóvenes marcará su futuro. ¡Adelante entonces! ¡No hay vuelta atrás, caminemos juntos por la senda de la integración de nuestras juventudes rurales! 


 

Dr, Rafael  Mesén Vega, PhD

Especialista en Juventudes Rurales y Agricultura Sostenible

Presidente de la Red Latinoamericana Interinstitucional Potenciando las Juventudes Rurales (RELAIPOJUR)

RELASER FORO COSTA RICA

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