La inteligencia artificial (IA) ya forma parte de nuestras vidas, considerada como la tecnología más impactante y prometedora de la actualidad por su inmenso potencial para transformar diversas tareas y sectores, así como para la resolución de los grandes desafíos que enfrentamos la humanidad y el planeta.

Sin embargo, también son muchos los cuestionamientos que genera por los peligros relacionados a su uso indebido. ¿Cómo es su aplicación en el campo colombiano? ¿Hasta dónde podría llegar la transformación?

Algunos de los riesgos de esta tecnología parten de su propia naturaleza, pues su avance y aprendizaje evolucionan más rápido que las regulaciones mismas que deben aplicarse en materia de privacidad, seguridad, transparencia y honestidad.

De acuerdo con el informe Datos y hechos: transformación digital, elaborado en 2022 por la CEPAL, de los 33 países de América Latina y el Caribe, 14 tienen un nivel bajo de regulación en el uso de IA, lo cual refleja un desarrollo insuficiente de políticas en esta materia por parte de los gobiernos. Pero eso no es todo.

Otra de las preocupaciones ligadas a esta es que llegue a reemplazar o desplazar a los seres humanos en el entorno laboral. La IA está demostrando que para muchas tareas es y será más eficiente que las personas para dar respuestas y diagnósticos de una manera más precisa, económica y escalable. Un estudio de la Universidad de Oxford plantea que la IA podría reemplazar entre el 50 % y el 80 % de los puestos de trabajo a nivel mundial en los próximos años.

Aunque estos riesgos son latentes y seguimos en la búsqueda de soluciones para controlarlos y mitigarlos, debemos reconocer que la IA bien aplicada puede generar progreso, bienestar, reducir las brechas existentes y velar por la sostenibilidad. Estos objetivos pueden concretarse en el sector agropecuario, particularmente en Colombia, donde la baja productividad ha sido un constante desafío.

La IA puede elevar la productividad de este ecosistema aprovechando de manera más eficiente los recursos naturales que se requieren en la producción de alimentos necesarios para satisfacer a una población creciente. Además, tiene la capacidad de crear, desde varios frentes, oportunidades para un sector que históricamente ha padecido la desigualdad en las cadenas agropecuarias, especialmente para los pequeños productores. Impulsando una producción inteligente ante el cambio climático

El clima, tal vez el sistema natural más caótico, se vuelve cada vez más impredecible en su comportamiento en elementos como la lluvia, la temperatura y los vientos. El nocivo efecto del cambio climático agrava aún más esta situación, convirtiendo a este sistema en uno de los más difíciles de gestionar en la producción agropecuaria. Ante esta realidad, diseñar y aplicar soluciones y utilizar herramientas que permitan a nuestros campesinos adaptarse a un clima en constante cambio es fundamental.

La IA permite identificar patrones climáticos y generar pronósticos lo suficientemente anticipados para que los productores tomen medidas ante eventos como heladas, sequías y granizadas, causantes de las mayores pérdidas en la agricultura. Además, posibilita el desarrollo de semillas genéticamente modificadas, adaptadas a condiciones climáticas cada vez más restrictivas e inciertas. Esto se traduce en un uso más eficiente de recursos como el suelo, el agua y los insumos para generar una mayor productividad.

GESTIÓN DE RIESGOS MEDIANTE LA IA

Junto con los desafíos climáticos, la productividad y rentabilidad, los productores agropecuarios enfrentan otros peligros: los problemas sanitarios relacionados con plagas y enfermedades en cultivos y animales que afectan su rendimiento o, incluso, generan la muerte. A esto se le suman los riesgos de mercado asociados principalmente a la volatilidad de los precios de los productos agrícolas y animales, los cuales, al caer, afectan directamente el flujo de caja y rentabilidad de los negocios agro.

La IA puede mitigar las repercusiones de estos problemas prediciendo plagas, enfermedades y precios, además de generar recomendaciones a los productores, con las medidas de prevención que eviten o atenúen los daños asociados a esos riesgos.

Adicionalmente, la información y datos oportunos permite definir el momento pertinente para la venta de cosechas y animales, en función de las expectativas de alza o baja de los precios; así como pronosticar la oferta y demanda de alimentos, lo que facilitará la programación de siembras y la comercialización de productos, logrando una oferta más estable para beneficio de productores y consumidores.

REDUCIENDO DESIGUALDADES CON LA IA

Las áreas rurales suelen presentar los mayores niveles de desigualdad debido, en gran medida, al limitado y precario acceso de la población a servicios básicos como salud y educación. En éste contexto, la IA contribuye a que los servicios de salud y educación se suministren de forma más eficiente y económica garantizando mayor cobertura y calidad.

En materia de salud, los asistentes virtuales desarrollados con esta tecnología pueden proporcionar a nuestra población rural programas de prevención y modelos de atención de forma regular, además de permitir el acceso a la autogestión.

En cuanto a la educación, el potencial de la IA en el desarrollo de capacidades, particularmente en buenas prácticas agropecuarias, ambientales, comerciales y educación financiera, es enorme. En este frente, la IA tiene la fortaleza de adaptar y personalizar el conocimiento basándose en el perfil y las necesidades de sus usuarios campesinos.

Finalmente, ante la pregunta ¿cuáles serán las consecuencias y efectos de la aplicación de la IA?, la respuesta es que las máquinas actuarán como reflejo de la conciencia y ética humana detrás de ellas. Los resultados, positivos o negativos, están en nuestras manos.

Por: Carolina Huertas Garcés*

*La autora es CEO de AgrodatAi, una solución digital gratuita para que los productores agropecuarios sean más productivos y rentables en sus negocios agro.